martes, 4 de diciembre de 2007

Huevolución


Eusebio Gallinardi era un productor avícola codicioso y despiadado. Es por eso que no dudaba en torturar o utilizar la picana eléctrica para lograr que sus gallinas empollasen más de la cuenta. Era algo así como un represor avícola, un Videla gallináceo.

Sus amigos le reclamaban aquella actitud tan cruel e inhumana para con sus gallinitas. Pero él decía siempre lo mismo:

- “Mis gallinas me chupan un huevo”, yo quiero hacerme rico!!

Y cuando las gallinas escuchaban que el Falcon (verde) del patrón se acercaba, un profundo silencio se apoderaba del gallinero. Ya nadie abría el “pico” y todo el mundo se ponía a laburar. Las gallinas jóvenes a poner huevos, las viejas a cuidar los pollitos y los gallos a pisar todo lo que tenga plumas. Hasta el pollo Francisco que era medio “pavo” (los hay en todos lados, incluso hasta en un gallinero) se puso “patas” a la obra y comenzó a pisar a un plumero que había en el cuarto de la limpieza. Cuando el patrón vio la patética escena de sexo le quebró el cogote sin compasión, y el alma de Francisco subió a los cielos y su cuerpo…su cuerpo fue compactado en un cuadradito de 2 por dos (lo hizo un caldo).

Al otro día el patrón regresó en su falcón verde y esta vez se apropió de todos los huevos del gallinero como era su costumbre dos veces al mes.

Pero un día nació un gallito rebelde y subversivo, que no aceptaba el dominio del hombre sobre el pollo. Un revolucionario emplumado que cambiaría para siempre la historia del gallinero, Gallo Guevara le llamaban…

Gallo Guevara no solo tenía una voluminosa cresta, que se inflamaba cada vez que sentía una injusticia en carne propia, sino también un afilado “pico” que tenía el poder de convocar a las masas emplumadas:


- ¿Por qué dejamos que el patrón encierre a nuestros hijos en una caja y los venda por docena en un mercado? Yo les pregunto a ustedes, ¿Qué pasaría si a los hijos del patrón los golpeáramos en el borde de una sartén para fritarlos en aceite? ¿Qué pasaría si pusiéramos a hervir unos humanos en agua caliente?

- Humanos pasados por agua!!- dijo la gallina Turuleka dándose aires de grandeza.

- Nooo!!! Quiero decir que ellos harían una revolución, una protesta. Y es lo que tenemos que hacer todas nosotras!!!!! Ya no podemos tolerar tanta crueldad!!!
- ¿Y qui quiri qui hagamos? – contestaron las gallinas a coro.
- ¡¡Hagamos la “Huevolución” y ya nada de huevos para el patrón!! –respondió ofuscado Gallo Guevara agitando su roja cresta de un lado para el otro como si fuera una bandera comunista.
- Pero el patrón nos va a mandar al espiedo si no le entregamos nuestros huevos.
- Gallinas no seamos “gallinas”, luchemos por nuestros derechos gallináceos!!

Y las gallinas cacarearon de felicidad diciendo:
Clock, clock, clock!!

- Entonces recuerden gallinas…nada de…cof…cof…cof!!!

Y las gallinas preguntaron:
- ¿Y que es cof…cof…cof?
- Estoy tosiendo pelotudas!! ¿Que no se dan cuenta?- y bien dijo esto escupió un “pollo” que tenía atravezado en la garganta para terminar completando la frase:
- Nada de Huevos, nada de huevos!!

Cuando el patrón se enteró de la “Huevolución” que se estaba gestando en su gallinero, no tardó en encontrar al responsable de tanto alboroto. Y Gallo Guevara pronto fue secuestrado y torturado, le cortaron el pico y la cresta, lo desnudaron (lo desplumaron) y le dieron con la picana hasta dejarlo prácticamente rostizado para finalmente comérselo con papas al horno.

Al enterarse de la muerte de su caudillo emplumado, las gallinas cacarearon una canción en su honor qué más o menos decía así:

-Clock, clock, clock!!!

Y todas lloraron y a todas se les puso la “piel de gallina” al saber que Gallo Guevara resistió con valentía hasta el final. Y en medio de tanta pena y dolor, la Gallina Turuleca propuso nuevamente continuar la lucha:

- Unámonos entre todas y que el próximo omelet se haga con huevos humanos!!. Que viva la “Huevolución”!!
Y otra vez las gallinas contestaron:

- Clock, clock, clock!!!

El patrón ya tenía los “huevos por el piso” con esto de la “Huevolución”. Su negocio se estaba viniendo a pique y le estaban pegando donde más le dolía: “en los huevos” (o sea en el bolsillo). Y viendo que de las gallinas no salía ni un puto huevo y el dinero empezaba a escasear, Eusebio Gallinardi decidió cambiar de rubro o “poner los huevos en otra canasta” como dice el refrán.

Mientras tanto en el gallinero, las gallinas festejaban el triunfo de la “Huevolución”.

- El patrón ya no vendrá a romper los huevos – decía la gallina Turuleca.
Y hubo fiesta, piñata, bailes, “piquitos” y obviamente “pisadas” pero con motivos festivos y no laborales como había sucedido siempre. Y como la celebración se había extendido hasta el otro día, ningún gallo se levantó a cacarear por la mañana. ¿Para qué? Ahora los pollos eran libres y podían “rascarse los huevos” si querían.

- Viva la “Huevolución” – repetían cada dos minutos (las gallinas suelen ser muy repetitivas).

- El patrón –decía la Gallina Turuleca- seguramente no debe querer saber nada con huevos, “Huevolución” o cualquier cosa que tenga forma ovalada. Nosotros le pusimos la “pechuga” a las balas y triunfamos. Arriba la huevolución carajo!!!!!!

Y todas las gallinas cacarearon con felicidad:
- Clock, clock, clock!!!

Y bue…así termina esta historia, sin nada de huevos para el patrón, pero muchos, muchos, muchísimos clientes en la inauguración de su nuevo emprendimiento económico: “Parripollos Gallinardi”…