miércoles, 9 de mayo de 2007

La historia de Pepe Lotudo

Pepe era un hombre muy religioso. De esos que andan citando párrafos de la Biblia en cada situación que lo amerite, de esos que asisten a misa todos los domingos, de esos que ponen la otra mejilla ante una agresión.Su vida era realmente un ejemplo de lo que debía ser un cristiano: no comía carne en semana santa, lloraba cada vez que veía La Pasión de Mel Gibson y se persignaba cada vez que veía una cruz a pocos metros de distancia.

Como todos los días, Pepe llegó de su trabajo, cansado y hambriento. Su mujer, llamada también como la Virgen, María, lo sorprendió con una noticia.

- Tengo algo que contarte Pepe.
- Si, María. Te escucho. ¿Qué pasa?
- Estoy embarazada.
- Que noticia tan maravillosa. Gracias Señor, gracias…
- Pero este hijo que espero…
- ¿Que pasa? ¿Es mogólico, tiene algún problema de salud? No me asustes por favor…¿que pasa?
- Este hijo no es tuyo.
- ¿Cómo que no es mío? ¿Entonces de quien es?
- Dejame que te explique…Ayer vino el Angel Gabriel…
- Cuando lo agarre a ese tal Angel Gabriel le aserro las pelotas (Pepe era carpintero).
- Baja un cambio che…Dejame que termine de explicarte... Ayer vino el Angel Gabriel y me anunció que el Espíritu Santo iba a dejarme embarazada por intervención divina.
- ¡¡Divina las pelotas!! Vos me engañaste con otro!!
- Baja un cambio che!Vos siempre tan desconfiado! ¿Acaso no te das cuenta que esto es un milagro?. ¿Fui la elegida?
- ¿La elegida para qué?
- La elegida para engendrar al próximo Salvador del mundo, al próximo Mensajero de Dios…

Pepe la quedó mirando con expresión de asombro. Su primera reacción natural fue la duda. Pero los hombres son así, un poco desconfiados, siempre pensando en sexo y esas cosas, no es que este mal, es simplemente su naturaleza.

- Y este “embarazo por intervención divina”- continuó Pepe- …ya sé…no me digas… se produjo cuando yo estaba trabajando. ¿Verdad?
- No importa en qué momento fue amor. Lo importante es que vamos a ser padres del próximo Salvador.
- ¡¡Vos estuviste con otro!! ¡¡Confesá!!
- No, te juro por Dios que no!.
- Justo a mí – gritaba Pepe enfurecido- ¡¡justo a mí, el Espíritu Santo me viene a hacer carnero!! ¡¡Si el Espíritu Santo tuviera cuerpo lo cago a patadas!!

Como nunca antes en su vida, la fe de Pepe empezó a debilitarse peligrosamente. Su mente le hacía preguntarse cosas horribles. Se imaginó al Espíritu Santo teniendo sexo salvaje con su esposa María. ¿En qué posición lo habrían hecho, la habría tenido grande, ella habría gozado? Pepe era muy Cristiano, pero no por eso pelotudo. Este asunto le sonaba más a infidelidad que a intervención divina.

Ofuscado, confundido y deprimido, Pepe trató de calmarse. Se retiró al patio de su casa a fumar un cigarrillo y a meditar lo acontecido. Se sentó en la reposera, tomo aire, cerró los ojos y recorrió con su mente la vida de su esposa, su comportamiento, sus actitudes, su manera de conducirse en la vida. Y pensaba…y analizaba…
Ella había estudiado en un colegio de monjas el Santa María de Dios, era maestra de religión, provenía de una familia conservadora, enseñaba catecismo en la parroquia, llegó virgen al matrimonio, él había sido su único hombre en la vida.

- No puede ser - se dijo- sé qué clase de mujer es mi esposa. De eso no hay dudas. Tiene que ser un milagro no queda otra…

Y así pasaron los nueve meses del embarazo y aquel día en una clínica privada (no en un establo), exactamente un 24 de diciembre, María, dio a luz a Jesús (así le habían llamado), el hijo del Espíritu Santo…y claro, también de Pepe...

...Y cuando Pepe tomó por primera vez a Jesús en sus brazos, no pudo evitar buscar algún parecido con su persona, su pelo, el color de los ojos, la forma de la boca, etc. Pero nada...el niño era todo lo contrario a él. Pepe era morocho, bajito y gordo como Sancho Panza y el bebé más bien alto, de tez blanca y de ojos azules, como el verdadero Jesús.

-La puta que te parió!! Este hijo no es mío!!! -gritó Pepe en medio de la Sala de partos!.
-A esto ya lo hablamos amor -contestó María con lágrimas en los ojos- por favor no empieces de nuevo con ese tema de la infidelidad.
-Claro, para vos es fácil. Andá a convencer a los muchachos ateos de la carpintería del embarazo por intervención Divina!!. Me van a gritar Carnero en todo el barrio!!
-¿¿Y qué querés que haga?? Decile a Dios que le exija forro al Espíritu Santo!! No puedo creer que desconfíes de mi!!

Pepe salió enojadísimo al patio de la clínica, respiró hondo, prendió un pucho y volvió a cuestionarse todo esto que le estaba sucediendo...

- Ya tengo 40 años -se dijo- a esta altura de mi vida, no puedo poner en duda mi Fe Cristiana...Es verdad que el niño no se parece a mi...pero si creo en la resurrección de Jesucristo, en Adán y Eva, en El gran Diluvio y el Arca de Noé y tantas otras cosas que quizás no tienen mucho sentido...¿por que no voy a creer que este niño fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo? Después de todo...y en el peor de los casos...solo es cuestión de tiempo...para saber si este bebé de ojos azules...es el mensajero de Dios o no.

Algún día lo sabré –se dijo- como que me llamo Pepe Lotudo.